1939: Testimonios de la derrota

A finales de 1938, la Guerra Civil se había decantado definitivamente a favor del bando fascista liderado por el general Francisco Franco, aclamado por los suyos como “caudillo”. El 5 de abril de ese año, Franco había derogado el Estatuto de Autonomía de Cataluña, «en mala hora concedido por la República». La batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938) había reforzado la superioridad militar de los franquistas, que contaban con el apoyo activo de la Alemania nazi y de la Italia fascista. El pacto de Múnich (30 de septiembre de 1938) consolidó el liderazgo de los estados totalitarios en Europa y el abandono de Checoslovaquia y de la República Española por parte de los estados democráticos.

El 23 de diciembre de 1938 el Ejército de Ocupación de Cataluña inició la última ofensiva por el Segre y por el Ebro, mientras la aviación italiana bombardeaba sistemáticamente numerosas localidades. El 26 de enero de 1939 ocupaba Barcelona, el 4 de febrero entraba en Girona y el 10 de febrero llegaba a Puigcerdà y Portbou. Dos meses después, el 1 de abril, Franco daba la guerra por terminada.

El balance de aquella contienda es espeluznante: cerca de 500.000 muertos, una cifra similar de exiliados y 550.000 prisioneros en campos de concentración y batallones de trabajadores en la España de Franco. Muchos exiliados fueron también internados en campos de concentración por la República Francesa. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de Francia por los nazis, unos 17.000 exiliados republicanos fueron deportados a Mauthausen ya otros campos de exterminio nazis. El presidente de Cataluña, Lluís Companys, fue entregado a la policía española, torturado, vejado, sometido a un simulacro de consejo de guerra y finalmente ejecutado en el castillo de Montjuïc el 15 de octubre de 1940.

El Museu d’Història de Catalunya preserva la memoria de aquellos hechos y, con esta muestra, rinde homenaje a las víctimas con ocasión del septuagésimo quinto aniversario de la derrota.

Josep Subirats

Josep Subirats (1914-1997), artista y cartelista, nos ha legado un valioso testimonio gráfico de su experiencia en la guerra, en el exilio y en el internamiento en campos de concentración, entre 1936 y 1941. Su obra refleja su paso por uno de los capítulos más devastadores de la historia del siglo XX. Desde carteles realizados en los talleres del Sindicato de Dibujantes Profesionales durante los primeros meses de la Guerra Civil a los croquis hechos en el frente de Aragón, cuando estaba destinados a la 27ª División de Ejército Popular de la República, y a los relevantes dibujos esbozados durante sus diferentes internamientos, ya sea en los campos de la costa del Rosellón (1939-1940), ya sea en los batallones disciplinarios del régimen franquista (1940-1941). 

El periplo de Josep Subirats une Saidí de Cinca con Barbastro, Sant Martí Sesgueioles con Tárrega; Prats de Molló con el Barcarés; Argelers y Perpiñán; y a su vuelta a la España franquista, Figueres con Reus y Lleida con Darnius para, el año 1941, acabar el trayecto en la Barceloneta. En cada una de estas etapas, Subirats dibujó su cotidianeidad, el destino de los soldados del Ejército Republicano durante la guerra y después durante la derrota de 1939.

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